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Asistencia mediante el “Proyecto Puente” a personas en situación de calle

Entre la realidad actual de las personas adultas en situación de calle y las posibilidades de restitución de sus derechos, hay un camino que transitar; por lo que el “Proyecto Puente” del Ministerio de Desarrollo Humano, funciona como el nexo entre esos dos puntos basado en la inclusión social, la inserción laboral y la revinculación familiar de esas personas, mediante un trabajo de contención y atención integral.

un “puente” para la restitución de derechos de las personas en situación de calle
Un “puente” para la restitución de derechos de las personas en situación de calle

Dicha labor se materializa, por una parte, con la entrega todos los días del año, de alrededor de ciento cincuenta platos de comida y -en este periodo gélido- ropa de abrigo para las personas en situación de calle, como así también el alojamiento en un refugio transitorio, ubicado en calle El Gorrión Nº 205 del Barrio Hipólito Irigoyen.

Por otra parte, la asistencia se complementa -gracias a una articulación intra e interministerial- con la restitución de sus derechos (a la salud, a la identidad, al acceso al empleo, entre otros), a partir una contención en lo psicológico y social, atendiendo todas las necesidades que presenten las personas, respecto a la realización de trámites requeridos, la gestión de beneficios sociales como pensión por invalidez o jubilación, estrategias para la revinculación con sus familias y la concreción de proyectos para la inserción laboral.

El “Proyecto Puente”, nació en el invierno del año pasado como una respuesta coordinada desde la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, a través de la Dirección de Protección Integral de Personas Adultas Mayores; por el cual el Ministerio de Desarrollo Humano, a cargo de la licenciada Ada Galfré, provee de todos los recursos necesarios para abordar la actual problemática de la vulnerabilidad de las personas en situación de calle, partiendo con objetivos de concreción inmediata y permanente, con la finalidad de la inclusión, la mejora en su calidad de vida, la restitución y posterior protección de sus derechos.

Con la capacidad de un equipo interdisciplinario que realizan las tareas diarias, se trabaja no sólo en forma general, con la alimentación –supervisada por una nutricionista- y distribución de los platos de comida o abrigo, sino en las condiciones particulares de cada una de la personas; por lo que a partir de los diferentes causales de esta problemática (problemas de adicciones, económicos y/o familiares), se articula con el Grupo Operativo de Alcoholismo o la SEDRONAR. Además, en casos que se requiere la revinculación familiar, se contacta a los parientes y se articula con la Dirección General de Transporte de la Provincia, si llega a ser necesario el traslado.

Del otro lado del puente

Desde el Proyecto Puente, se coordinan acciones mediante una red solidaria establecida con otras organizaciones de la sociedad civil que trabajan también la misma problemática, como por ejemplo, en la detección de los casos, la asistencia y posterior derivación a las áreas gubernamentales pertinentes; o –si llega a ser necesario- la ubicación de las personas en Centros de Día o Residencias para Adultos/as Mayores.

Marina Ibáñez, una de las personas que trabaja en el Proyecto Puente, cuenta que en el comienzo de la ejecución de las tareas, las personas en situación de calle ofrecían resistencia por el desconocimiento de las acciones; “pero ahora son ellos quienes se acercan a nosotros y nos buscan cuando aparece un ‘hermano de la vida’ (denominación que usan entre sí las personas en situación de calle), para que le brindemos la contención, por lo que hemos generado un buen vínculo con ellos”, señaló.

Luego de casi diez meses de implementación del mencionado proyecto, hay más de una decena de personas que lograron revincularse y volvieron a vivir con sus familias. Otras personas, la cuales han finalizado el tratamiento –u otras que lo continúan- en el Refugio, hoy alquilan y se encuentran trabajando como empleados de comercio, para quienes desde el Ministerio de Desarrollo Humano se les está gestionando proyectos para alcanzar su autonomía laboral.

“Además –indica Marina-, hay adultos mayores que ya no se encuentran en situación de calle pero colaboran con nuestro trabajo y piden salir a repartir la comida con nosotros; siempre tratan de ayudarnos de alguna forma”.

Asimismo, desde el Refugio, se han organizado otro tipo de actividades en las que las personas en situación de calle han participado activamente, como el Encuentro de Pesebres realizado en Enero en el Barrio Irigoyen, y torneos relámpago de fútbol con consignas de lucha contra las adicciones.

Continuando, Ibáñez comenta que “realizar esta labor es confortable y gratificante, porque a partir del contacto diario que tenemos durante todo el año no sólo que estamos siempre preocupándonos por ellos, sino que también ellos se preocupan por nosotros; como cuando compartimos el almuerzo de fin de año juntos (con la presencia de la ministra Galfré, la secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia, Ana Rodríguez y la directora de protección integral de personas adultas mayores, Cintia Páez) nos expresaron que sentían que éramos como parte su familia”.

“Hoy en día tienen una actitud positiva y nos demuestran a todos nosotros que se puede salir adelante”, concluye reflexionado Marina.